martes, 4 de agosto de 2009

EL SONIDO EN EL CINE

El uso de efectos de sonido representó un ingrediente importante para complementar las carencias y los espacios en blanco dejados por una era en la que los efectos especiales dejaban mucho que desear. Un buen ejemplo sería cuando Moe golpea con un martillo a sus compañeros chiflados, algo que se conseguía al impactar esta herramienta contra un objeto macizo o rígido, dando a entender al televidente que los personajes eran cabezadura o, en muchos casos, incluso huecos de cerebro. Los tambores se usaban para ocasionar el sonido producido ante el golpe ficticio a las zonas bajas del cuerpo, y el violín hacía lo propio para representar al típico piquete de ojos. Cuando determinadas extremidades como los dedos de las manos o de los pies, o la misma nariz eran mordidas, pellizcadas o presionadas, un ruido parecido al ocasionado tras partir una nuez acompañaba de fondo.
De alguna manera, el ingenioso uso de estos efectos de audio fue lo que propició, en gran medida, el éxito del espectáculo, ya que el prescindir de ellos podría haber desembocado en algo monótono y prejuzgado de violento.

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